En la década de 1840 el grupo de poder político y económico representado por Darío Galera, Simón Peón y Juan Miguel Castro fijaron sus intereses en convertir al punto más corto de la costa a la ciudad de Mérida en el principal puerto comercial yucateco. Le separaban de la Catedral meridana setenta y tres mis setecientas varas castellanas, distancia menor al hasta entonces principal puerto yucateco; Sisal consolidado a principios del siglo XIX. Treinta y seis horas en carros y caballerías separaban a Mérida y Sisal, mientras que los impulsores del nuevo puerto consideraban que a esos mismos vehículos les bastaría con doce para llegar al nuevo puerto de El Progreso o Progreso.
Pese a los conflictos que generó remover la Aduana de Sisal y con ello afectar los intereses económicos creados en aquel tramo, la obra del Puerto de Progreso se consolidó en el tercer cuarto del siglo XIX. Los opositores al proyecto denunciaron que “únicamente cuatro propietarios serían los que usufructuaran y decidieran sobre los terrenos donde se establecería la nueva población”. [1]
El 17 de abril de 1846, se solicita al gobierno destine dos mil pesos para la continuación del camino que particulares empezaron a abrir desde Mérida hasta la “la playa entre las vigías de Chuburná y Chicxulub”. Aquella distancia trazada en línea recta desde la esquina de la Catedral dio nombre a partir de 1864 a la hoy calle 60, bautizada entonces como Progreso y cuya nomenclatura norte o sur aún se puede apreciar en algunas placas de la ciudad. Entre los parajes que señalaron los interesados estaban la hacienda Buenavista “frente de la noria del sur”, Chuburná, Zabcan, Cumpich y San Ignacio.[2]
En 1857 se entregó la primera concesión para unir a la capital yucateca con el puerto de Progreso a través del tren, sin embargo, fue hasta abril de 1875 que inició la construcción de dicho ferrocarril concluido en 1881 y que facilitó el transporte de henequén hacia el puerto.
El 5 de julio de 1919 en la calle 30 y 39 del puerto, el gobernador Carlos Castro colocó la primera piedra de la carretera Mérida Progreso, obra que intermitentemente representó avances. Fue hasta el gobierno de Álvaro Torre (1926 – 1930) cuando se inauguró solemnemente la carretera cuyo padrino fue el Gral. Plutarco Elías Calles representado por el jefe de operaciones militares en Yucatán Gral. Federico R. Berlanga en un acto verificado el 1 de febrero de 1928.[3]
Respondiendo a la milenaria tradición de quien detenta el poder de colocar placas y monumentos que nombre del pueblo recuerden su obra constructora, el gobernador Torre Díaz mandó colocar en la glorieta de San Fernando un par de columnas conmemorativas, marcando estas el inicio de la carretera. Contrario a esta visión, o al menos a las que engrandecían a sus antecesores, el gobernador Humberto Canto Echeverría (1938 – 1940) hizo destruir el monumento como las placas de la carretera de Progreso.[4]
REFERENCIAS
[1] Álvarez Aguilar, L. F. (2017). Confrontaciones entre los grupos políticos y económicos dominantes en Yucatán: De Sisal a Progreso, 1840 – 1881. Mérida, Yucatán: Tesis CIESAS. 90 – 100
[2] Documentos e informes relativos a la proyectada población del Progreso, publicados en 1866 con autorización del Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, por su agente en esta ciudad [folletería] / Segunda edición por D. Juan Miguel Castro.
[3] Torre Díaz, A. (1930). Cuatro años en el gobierno de Yucatán (1926 -1930). Mérida, Yucatán. 112 -116
[4] Cámara Zavala, G. (1977). Catálogo Histórico de Mérida. Mérida: Area Maya. 58