Al oriente de la ciudad se encuentra la colonia Pacabtún (aproximaciión a dintel de piedra en maya*), cuyo nombre probablemente data de mediados del siglo XVII. Una placa de piedra que existió en el arco de acceso principal señalaba la fecha de 1721, la datación más antigua que se tiene de la Hacienda San Agustín de Pacabtún. Esta fecha correspondería a la conclusión de esa parte de la Hacienda pues la fundación de la Hacienda la supone el historiador Luis Millet a mediados del siglo XVII. El arqueólogo Rafael Burgos Villanueva[1] cita un documento de 1785 donde se menciona que el Sr. Francisco de Castro vendió la estancia ganadera a la Sra. Felipa Baldes viuda de Antonio Rendón, madre de José Rendón Baldes y nieta de Micaela Rendón.
«De ganado mayor vacuno y Caballar nombrada San Agustín Pacabtún, que hube y compré del señor Chantre Dr. Don Luis Joaquín de Aguilar. A mi favor otorgada a veinte de junio de mil setecientos ochenta y uno (…) y tiene por linderos al oriente la Estancia Octecoh, al Poniente la de… al Sur la de Noh pat, y al Norte de la Chichi, y se la vendo con todo…a los precios siguientes. Primeramente, por su planta, tierras, pastos usos, dros, y servidumbres, dos mil seiscientos pesos. Por ciento treinta cabezas de ganado, en que se incluyen las de tres por dos y dos por uno, a diez pesos. Unos mil trescientos pesos. Por cuarenta y ocho, y medio caballos al mismo precio, cuatrocientos ochenta y cinco pesos. Por siete mulas, y media a diez, y ocho pesos. Ciento treinta y cinco. Por sesenta pesos. De un burro. Por seis y media Burras, a diez pesos. Sesenta y cinco. Por ciento, y cincuenta…de cuatro pesos. Setenta y cinco pesos. Por dos campanas con peso de ochenta, y siete libras a ocho pesos., ochenta y siete pesos. Por tres carreros de ocho pesos.»
La unidad económica de la Estancia Ganadera fueron importantes centros productores vacunos durante el periodo colonial, funcionando incluso después de la independencia. En la segunda mitad del siglo XIX la hacienda Pacabtún fue adquirida por el señor José Espinosa Rendón de su madre la señora Micaela Rendón de Espinosa.
«Por la suma de mil doscientos pesos que confiesa haber recibido en esta forma, mil pesos de gravamen que reporta la misma finca a favor del Hospital O’Horan. y el cual está obligado el comprador á reconocer, y doscientos pesos de que se dio por recibido en plata efectiva. Cuya hacienda esta situada en esta ciudad y tiene una extensión de tierras de una legua poco más o menos…adquirió en propiedad la vendedora señora Rendon de Espinosa la finca deslindada por adjudicación que de ella se hizo en la testamentaria de su finado señor padre Don José Rendón.»
Burgos Villanueva cita el año de 1885 como fecha en la que adquirió José Espinosa. En abril de 1843, durante la intervención mexicana en la península de Yucatán, la hacienda de Pacabtun fue ocupada por las tropas del general Matías de la Peña y Barragán, en su intento por tomar Mérida para someter al gobierno estatal al régimen centralista de Antonio López de Santa Anna. Sin embargo, terminó con la capitulación de Peña y Barragán.
Durante el siglo XIX las haciendas maicero-ganaderas se transformaron en haciendas henequeneras abandonado la primera actividad, sin embargo, en Pacabtún coexistieron ambas actividades. En el censo de 1862 se apunta que en Pacabtún existen 14 personas viviendo, de las cuales siete son hombres y siete mujeres. Tres se contabilizan como blancos y cuatro como indígenas igualmente.[2]
Una de las muestras de la transformación de la Estancia a Hacienda Henequenera es la construcción de la chimenea al suroeste de la casa principal, lugar donde se encontraría la desfibriladora. La primera chimenea habría sido construida en 1870, la que aún se conserva, apunta Villanueva, fue construida entre 1885 y 1900. En 1886 se cuenta con que Pacabtún contaba con:
- Terrenos: Tres cuartos de legua de tierras que únicamente son para el cultivo del Henequén
- Henequén en explotación: Mil mecates
- Ganado: ciento ocho cabezas
- Jornaleros: diez y seis que trabajan en la finca
- Ruedas raspadoras: una
- Vapor: uno de tuerza de cuatro caballos fijo
A finales del siglo XIX la propiedad fue adquirida por el señor José Amézquita López y a los pocos años fue vendida a la señora Luciana Pérez, según escritura de compra-venta con fecha 30 de enero de 1901. En 1903 Luciana solicitó permiso para establecer una línea telefónica que partiera de su casa en el cruce de la calle 59 con 62 -un hotel actualmente- hasta sus dos fincas «Walix» y «Pacabtún» (Diario Oficial del Gobierno del Estado. 24 de enero de 1903)
«con su anexa san isidro, situada seis kilómetros al noreste, de esta ciudad, con poco más ó menos de ochocientas setenta y siete hectáreas, ochenta aras y cincuenta centearas de tierras propias. la venta de esta finca se verificó por la cantidad de doce mil quinientos pesos. Y se considera como propiedad raíz y por mil quinientos pesos los muebles y semovientes, ganado vacuno. Caballar, deuda á cargo de sirvientes y cuanto, más exista en dicha finca, cuyo total de catorce mil pesos confiesa haber recibido…»
En 1915 cuando la Sra. Luciana Pérez falleció, la finca pasó a ser de su heredera, la Sra. Esperanza Canto de Sobrino. Durante esos años se anexaron parte de los terrenos que pertenecían a la finca Wallis y que colindaban con la hacienda Pacabtún, debido a que la Sra. Canto era propietaria de ambas. En 1924 se anuncia a Porfirio Sobrino Vías y Teófila Sierra de Cantón que se tomarían de la finca Pacaptún (sic) trescientas treinta y siete hectáreas, setenta y tres áreas, ochenta y una centiáreas para dotar de terrenos a los ejidos de Itzimná.[3]
A través de la prensa local de principios del siglo XX, se sabe que en la hacienda Pacabtún se estaba experimentando una nueva máquina para mejorar el sistema de desfibrado del henequén, pues en esos momentos se requería de una mayor producción:
«En la hacienda Pacabtún. Se está probando una máquina que sirve para recoger la fibra corta tal como sale de las bagaceras. Quienes la han visto, dicen que es la más perfecta de las muchas que hasta hoy se han intentado sobre este importante asunto, pues vienen a resolver los engorros de la desfibrarían, ya que el bagazoqueda pulverizado y seco, extrayendo hasta la última fibra, al mismo tiempo que el jugo es conducido por tuberías a un punto lejano, con lo que se evita charcas infectas, que son tan perniciosas para la salud.» (Diario de Yucatán 28 de marzo de 1929).»
En 1930 pasó la hacienda Pacabtún a ser propiedad, en partes iguales, de María Esperanza, Carlos Hernando, María Nelly, Raúl Manuel y Elsy Noemi Sobrino Canto (Sitios Patrimoniales Haciendas y Quintas 1998:108). En mayo de 1946 los copropietarios de la hacienda acordaron su división en cuatro partes, quedándose con la principal los tres primeros. Fue a partir de la década de 1970 cuando la propiedad comenzó a lotificarse, para su venta; una parte del terreno la adquirió el INFONAVIT para la construcción de una unidad habitacional y la otra sección la compró el Ing. Fernando Ponce García para la construcción de la Industria Refresquera Peninsular, S.A. de C.V. (Sitios Patrimoniales Haciendas y Quintas 1998: 108). Actualmente los vestigios de la Hacienda, la casa principal y chimenea, se encuentran dentro de los terrenos de la mencionada refresquera sin que parezca que haya algún proyecto de conservación.
REFERENCIAS.
*Diccionario Cordemex.
[1] San Agustín de Pacabtún: Arqueología e historia de una hacienda henequenera. Rafael Burgos Villanueva, Yoly Palomo Carrillo, Sara Dzul Góngora. La mayor parte del contenido de esta nota es obtenido de esta citada fuente que aborda un estudio arqueológico sobre el asentamiento.
[2] Documentos Justificativos a la memoria que el C. Antonio G. Rejón presentó a la Legislatura (1862)
[3] Periódico Oficial del Estado de Yucatán. 11 de junio de 1924.