El Palacio Federal y la mordida a un funcionario público

En el Informe presentado en abril de 1908 por el presidente Porfirio Díaz ante los diputados del Congreso de la Unión contaba que su gobierno había concluido “la construcción de un hermoso Palacio Federal en Mérida”.[1]

El periódico nacional El Imparcial señala en enero de ese año que esta “concluyéndose el Palacio Federal, en que se instalarán las oficinas de correos, telégrafos, Jefatura de Hacienda, Juzgado de Distrito y demás dependencias federales. En la planta baja irán los dos primeros, y arriba, los otros.” [2]

CONSTRUCCIÓN. Hasta entonces las oficinas del Gobierno Federal se habían asentado en el antiguo Seminario Conciliar de San Ildefonso y Nuestra Señora del Rosario (58 X 63), clausurado tras el restablecimiento de la república en 1868. La adaptación del edificio fue útil por algunos años, pero a finales de siglo la federación planteó demoler el colonial inmueble pero la intervención del gobernador Olegario Molina lo salvó pues propuso a la Secretaria de Hacienda la permuta de la parte federal del edificio por un terreno ubicado frente al parque Eulogio Rosado, el presidente emitió el decreto disponiendo este espacio para la construcción 5 de octubre de 1902[3]. El gobernador salvó el edificio del Seminario en el que el mismo se había formado.

En marzo 1902 llegó a Mérida el ingeniero Salvador Echegaray a levantar el plano respectivo para el nuevo edificio, el ingeniero había trabajado ya en otros proyectos del gobierno federal por lo que contaba con su respaldo. Después de muchos retrasos finalmente firman el proyecto del edificio meridano en abril de 1905.

Durante la estancia en Mérida, Echegaray consiguió contactos con el gobierno local y presenta el proyecto para el nuevo Hospital O’Horán el cual resulto seleccionado según apunta el investigador Rubén Vega Gonzalez. El ingeniero originario de León, Guanajuato continuó recibiendo obras del gobierno yucateco; la Penitenciaría Juárez, el asilo Leandro León Ayala, el Mercado Lucas de Gálvez, la Casa Escuela para niñas de Santiago. Para particulares realizo el edificio Ritter and Bock, todas las obras eran supervisadas a distancia desde Veracruz y la Ciudad de México a través de sus contratistas.[4]

Irónicamente, la obra por la cual llegó a la ciudad la pospuso en múltiples ocasiones hasta que en diciembre de 1906 el proyecto se detiene y el contrato es rescindido. La obra es retomada por el Ing. Miguel Medina Ayora en septiembre de 1907 quien le da conclusión, originalmente se planeó inaugurar en las festividades del 5 de febrero[5] sin embargo se pospone para la conmemoración del 5 de mayo de 1908.

INAUGURACIÓN. El Jefe de Hacienda Federal y el resto de los empleados federales recibieron aquel día al gobernador Enrique Muñoz Aristegui quien declaró inaugurado el edificio, se contó con la intervención del antiguo empleado federal Bernardino Sierra y del poeta Álvaro Gamboa Ricalde.[6] Tuvo un costo de entre 189 mil a 200 mil pesos.[7] Por aquella época también se trabajaba en el Palacio Federal de Chihuahua, mientras que en San Luis Potosí adquiría una suntuosa residencia para albergar sus oficinas[8], en Sonora desde finales del siglo XIX inicio la construcción del Palacio Federal[9], lo que da cuenta del interés del Ejecutivo Nacional en consolidar su presencia y las instituciones que representaba en la periferia del país.[10]

La nota publicada por la Revista de Mérida sobre la inauguración del edificio menciona que estaba dividido en cuatro departamentos en dos plantas, cada uno con ocho habitaciones. En el lado norte de la planta baja se instaló la oficina de correos y en el lado sur la de telégrafos. Menciona que a la planta alta se accede por una escalera de hierro y que ahí se encuentran “dependencias para el Administrador, Jefe de Hacienda y sus respectivas Cajas, despachos, empleados y salas para el público”. Destacaba que los departamentos tenían piezas para baño con inodoros ingleses y que los techos están rematados por techos de mansarda.[11]

LA ANÉCDOTA. En julio fue nombrado Justino Falcón como Conserje del Palacio Federal de Mérida, entendido como el responsable de las entradas y salidas del edificio, así como del estado material del inmueble. Tomó posesión el 24 de aquel mes y según reportó “El Imparcial” estando a la puerta del Palacio meridano, al acercarse a un coche, tuvo la desgracia de ser mordido rabiosamente por el caballo en un hombro causándole la mordedura una herida de consideración. La nota apunta que probablemente el caballo moriría de hidrofobia mientras que Falcón sería enviado a la Ciudad de México para que le aplicarán las “inyecciones de Pasteur”. El mismo corresponsal en la ciudad informa sobre el incendio en un almacén de la calle 62.[12] No encontramos más referencias sobre el incidente o la salud del conserje. El edificio actualmente alberga el “Museo de la Ciudad” referido popularmente como “Correos” por haber sido su oficina por casi un siglo.

REFERENCIAS

[1] Periódico Oficial del Estado de Tabasco. 15 de abril de 1908.

[2] El Imparcial: diario ilustrado de la mañana. 13 de enero de 1908.

[3] Periódico Oficial de Tamaulipas. 11 de octubre de 1902. Reproduce el decreto Federal.

[4] Vega Gonzalez R. “Arquitectura y poder en el Porfirismo. La obra de Salvador Echegaray en Yucatán”. Cuadernos de Arquitectura. 26. 74 – 83.

[5] El Diario. 9 de enero de 1908.

[6] Diario Popular. 7 de mayo de 1908.

[7] El Diario. 9 de enero de 1908

[8] El Contemporáneo. 23 de marzo de 1903.

[9] El Correo Español. 31 de marzo de 1903.

[10] El Diario. 18 de noviembre de 1908.

[11] La Revista de Mérida. 8 de enero de 1908.

[12] El Imparcial: diario ilustrado de la mañana. 25 de julio de 1908.

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