A las doce horas del 16 de septiembre de 1902 se inicio el pavimento de las calles de nuestra, antes lodosa unas veces y polvorosa otras, pero siempre feliz y risueña Mérida. Tan significativa obra mejoraría notablemente la belleza de la capital yucateca.
Sus rectas y bien trazadas calles, en los sectores residenciales luciendo brillante asfalto y en los sectores comerciales, particularmente en arterias que conducían a las diversas estaciones ferroviarias por las que transitaban día y noche numerosos carruajes con pasajeros, así como también, centenares de carretas portadoras de carga general y pacas de henequén, luciendo a su vez, costoso pero resistente pavimento de singulares ladrillos rojos.
Y así hubo de transcurrir el tiempo hasta que, con motivo de las reformas que se realizaron en el viejo edificio del Instituto Literario del Estado, para convertirlo en sede de la Universidad de Yucatán; inauguradas en 12 de diciembre de 1941, se procedió también a la ampliación de la anchura de la calle 60 con ladrillos rojos, en el tramo comprendido de las calle 57 hasta la calle 59, pero como no había existencia de esa clase de ladrillos se acordó tomarlas de la cuadra que corre de la calle 67 a la calle 69 osea donde se encontraban las ruinas del histórico y romántico matadero viejo.
Estos singulares ladrillos rojos, evocadores de tiempos de Don Ole, miden 22 centímetros de largo, 9 centímetros de ancho y 10 centímetros de altura pesando tres y medio kilos. En contra de lo hasta hoy asentado por los “sabiondos”, no fueron traídos de España, Alemania, Francia, Inglaterra ni mucho menos de la Gran China, estos ladrillos rojos llevan la inscripción “Metropolitan Block” “Cantón O”, es decir que fueron hechos en una población llamada Canton del estado de Ohío de Estados Unidos de Norte América.
Manuel Cirerol Sansores.
Estos centenarios ladrillos rojos aún se pueden apreciar en las cercanías de Santa Lucía, la Ermita de Santa Isabel y algunos parques en el interior de nuestra ciudad.
Por qué entonces las calles de ladrillo rojo son conocidas como de » Adoquín Francés» ?
Mi bisabuelodon Rodulfo G. Canton Camara era el presidente municipal en ese 1902 y a cargo de El estuvieron los trabajos de Adoquinar esas calles del centro de Merida.
Hola buen dia Sra. Disculpe el atrevimiento de mi pregunta… Usted no tenia alguna parienta de nombre Fanny G. Cantón….tuve una maestra que así se llamaba….
esos ladrillos , son ladrillos refractarios, es decir que aguantan altas temperaturas y se usaron para construir los quemadores y chimeneas en las haciendas, como parte de las calderas para producir el vapor de los primeros motores de las des fibradoras de henequén, venían como lastre en los barcos de la misma forma que las tejas francesas de las techumbres. Cuando surgen los motores de gas de carbón, baja la demanda.
Muy interesante historia es bueno poder conocer gracias