Seguramente usted, como yo, se ha preguntado como serán los rincones del aquel magnifico Palacio Cantón y como habrá sido la vida cotidiana en medio de tanto lujo.
El día martes participé en el primero de los recorridos por el Museo Palacio Cantón titulado “Los pasajes ocultos del Palacio Cantón”, evento que se realizó en el marco de las celebraciones por el día internacional de los museos. Recorrido que agoto el cupo disponible, por lo que el museo ya planea realizar otros.
El palacio Cantón se construyó entre 1904 y 1911 y fue la última residencia del general Francisco Cantón. El general nació en Valladolid en 1833, y su vida estaría ligada a la guerra de castas en la que participo desde sus inicios hasta su conclusión a finales del siglo XIX. Un controvertido pasaje de su vida es su lucha en favor del segundo Imperio, momento que casi le cuesta la vida al triunfar la república. Apoyaría a Porfirio Díaz al proclamar el plan de Tuxtepec, lo que le permitirá ganar la simpatía del que sería presidente hasta 1910; está buena relación lo llevaría incluso a ser gobernador del estado entre 1898 y 1902.
Para empezar a admirar la belleza del Palacio, puede detenerse sobre la actual entrada al museo sobre la calle 43, la cual esta bellamente decorada por mascarones, columnas, frontones, buhardillas y balcones. La arqueóloga anfitriona del recorrido, Pilar Cano, rechazo la afirmación popular que califica al edificio de ser estilo afrancesado y precisó que muchos de los detalles vienen del medievo y otros de la Grecia clásica, por lo que se le podría definir más bien como ecléctico.
El encargado de diseñar la obra fue el arquitecto Enrico Desserti y la obra la ejecuto el Ing. Manuel G. Cantón.
Se desconoce si la entrada lateral sobre la calle 43 era originalmente así, se piensa que fue un balcón y que posteriormente se abrió como entrada; la entrada principal es la que está sobre Montejo cuyo acceso esta flanqueado por una escalera de dos vías.
El Palacio se ubica sobre la avenida más célebre de la ciudad de Mérida: El Paseo de Montejo. La obra de esta vía se inició en en 1884 y se pensó en las avenidas europeas como inspiración, las obras del paseo concluyeron en 1904.
Una de las características que marcaron al Paseo de Montejo es el tamaño de los terrenos. Al hacer el trazo de la avenida a la mitad de una cuadra y no sobre una de las calles ya trazadas, los terrenos quedaron limitados en espacio, lo que impidió a la mayoría de las casonas tener amplios jardines. Alguna vez escuche que este trazó había sido a propósito de ser Montejo una avenida exclusiva por la que no deberían pasar más que quienes habitarán ahí, algo así como lo que hoy conocemos como una privada, lo cual tendría lógica.
Las casas de Paseo de Montejo rompieron la forma tradicional de construir en la ciudad, pues estás casas si tendrían un jardín al frente, a diferencia de las portentosas del centro de la ciudad cuyas fachadas están a la orilla de la calle y sus jardines en la parte posterior únicamente. También cambio la forma de construcción pues se empezaron a utilizar vigas en lugar de maderas como comúnmente se hacía.
Sobre el plano original del arquitecto italiano Enrico Desserti se hicieron adecuaciones posteriores muy identificables si observa con detenimiento el Palacio; la cara poniente cuyos acabados no tienen ningún detalle a diferencia del resto de la casa. Así como el anexo de la parte norte, que aunque si esta hermoseado por mascarones, se alcanza a distinguir como un intruso del diseño original. A pesar de esto, todo el Palacio Cantón fue construido en la misma época, no tiene anexiones posteriores más que un cobertizo en el poniente del terreno.
El sótano del Palacio es inaccesible, el área que más curiosidad genera. No se puede visitar pues es resguardo de más de miles de piezas arqueológicas; solo por las rendijas se puede observar parte de los pasillos que componen esa misteriosa área.
El área conocida como “La Capilla”, espacio que comúnmente se usa para conciertos, exposiciones y conferencias; cuya entrada esta por la calle 58. En ese espacio estuvo la capilla familiar, estando entre el grupo algunos descendientes del general Cantón, se mencionó que existió una pintura mural de la ascensión aunque no existe registro gráfico ni se conoce el paradero de la obra.
A través de los años y con los cambios en el uso; el edificio ha sufrido despojos de pisos, lámparas y mobiliario original. En 1932 los descendientes del general dejaron de habitar la casa al no poder seguir sosteniendo su mantenimiento y en aquel momento se convirtió en Escuela de Artes y Oficios entre el 1932 y 1937, posteriormente sería escuela Miguel Hidalgo entre el 1937 y 1945, año en el que se declara Casa de los Gobernadores por el entonces gobernador José González Beytia quien habitaría el palacio entre 1946 y 1951. El profesor Remigio Aguilar Sosa fue director de la escuela Miguel Hidalgo por lo que, como se acostumbraba entonces, vivió con su familia en el Palacio.
En 1959 se convierte en el Instituto Yucateco de Antropología e Historia, fue en 1980 cuando se convirtió en sede del Museo Regional de Antropología e Historia.
En el pasillo principal del Palacio, se encuentra el elevador fabricado por la compañía Siemens & Halske que según se tiene registro fue el tercero de su tipo en la península de Yucatán, aunque las crónicas no indican cuales son los primeros dos. Un águila imperial marca la parte superior del ascensor que en su momento costo 30,600 marcos alemanes.
El área que hoy es el vestíbulo del museo originalmente fue el comedor de la casa y según se ha descubierto, tenía detalles en oro. Si usted visita las galerías que comúnmente están abierta al público, se podrá maravillar de los detalles que los techos aún conservan.
Por la escalera de servicio llegamos al segundo piso del Palacio, atravesamos el vestíbulo hacia el sur en lo que fue la que fue la recamara principal de la casa cuyo balcón se eleva imponente sobre la esquina de Montejo. Los muros que dividían el espacio han caído y ahora solo los techos pueden dar cuenta de los espacios que fueron los baños, el recibidor y la recamara de la dama de compañía de la señora de Cantón, estos espacios hoy son galerías del museo.
El área al que da acceso la escalera principal, aquella tan bella hecha de mármol, lleva a lo que fue la sala de recepciones del Palacio.
Dos piezas, una en la planta baja y otra en la superior, se sacrificaron para construir baños al servicio del público que visita el museo; no se conserva ningún baño original.
Un amplio patio se extiende sobre el anexo norte del Palacio, en ocasiones es sede de presentaciones y eventos.
Siguiendo por la escalera de servicio se llega al ático que actualmente está ocupado por el área de restauración del museo. Está parte del Palacio nos conduce por otro momento del edificio, cuando funciono como la escuela “Miguel Hidalgo” pues aunque las paredes ya han sido restauradas se conservaron detalles de dibujos hechos por estudiantes que habitaron el palacio; entonces escuela.
Volvemos al pasillo principal de la planta baja para despedirnos del Palacio, justo donde un candil de Baccarat colgó por muchos años sobre el busto del general Francisco Cantón.