Los días 9 y 10 de noviembre del presente año se llevó a cabo en la Casona Peón en el centro histórico de Mérida el Coloquio “El Liberalismo Republicano en Yucatán. De Manuel Cepeda Peraza a Carlos Peón Machado”. Fue convocado por la Fundación Carlos Peón Machado y la Casona Peón. La inauguración del Coloquio estuvo a cargo de la M. D. Melba Peniche Peniche, descendiente del ex gobernador Carlos Peón Machado. Sus palabras incluyeron, además de la cordial bienvenida a los ponentes y asistentes, oportunas reflexiones sobre la relevancia de la centuria decimonónica: “El siglo XIX, como sabemos, marcó como pocos períodos, etapas de nuestras historias grandes, medianas y pequeñas, incluida la barrial y la familiar”, agregando que al término de las cuatro sesiones y del recorrido por algunas de las casas de gobernadores decimonónicos “quedarán abiertas vetas, dudas e hipótesis que seguiremos estimulando plantear e investigar para continuar debatiendo en este emblemático espacio”. La maestra Peniche subrayó en síntesis que “aprenderemos mucho pero también falta mucho por hacer” o “investigar del siglo XIX”, como por ejemplo abundar en biografías “de otros personajes y sucesos de ese período”. Subrayó que son tareas que la Fundación Carlos Peón y la Casona Peón impulsarán en favor de conocer más a fondo una etapa que “nos ha marcado hasta la fecha como sociedad”.
Se presentan a continuación los principales tópicos e hipótesis presentados y debatidos en las cuatro mesas que, como organizadores, nos correspondió estructurar, de cara a próximos encuentros sobre un período crucial de la historia política, económica, cultural y científica de México; en particular para Yucatán ya que, como se lee, se definieron las características de la relación con los poderes central y federales, el plan educativo y científico para colocar a la entidad en el concierto de la conexión e integración con la modernidad capitalista. Asimismo, también se exploró, en especial en las mesas 3 y 4, de forma puntual pero inacabada, la complejidad de las interacciones de los universos simbólicos religiosos con los liberales y no religiosos. Por ello se muestra cómo, derivado del choque propiciado por la oleada de la Ilustración, el racionalismo y el positivismo con el campo religioso dominante en la zona (que permeó al orden político impuesto por el régimen dictatorial de Porfirio Díaz), en la entidad se llegó a conformar un proyecto político que buscaba prescindir de esos contenidos sociales y simbólicos.
Correspondió al Dr. Eduardo Flores Clair (DEH-INAH) presentar el trabajo “Los partidarios liberales por la disputa de la presidencia, 1871”, en donde aborda la tensa y compleja lucha partidista de 1871 para definir la sucesión presidencial entre los líderes principales que derrotaron al Imperio de Maximiliano: Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. Con profusa investigación de archivos nacionales, el Dr. Flores Clair mostró la intensidad con que discurrió la lucha electoral entre las facciones juarista, lerdista y porfirista, presentando la tesis de que el presidente Juárez preparó “un golpe de Estado para mantenerse en el poder”. La disputa cimbró todos los rincones del territorio nacional y su trabajo rompe con los esquemas de la historiografía dominante al evidenciar las críticas que desde los bandos liberales apegados al constitucionalismo se expresaron contra los “inesperados giros” que, en ese momento crucial para la República liberal, Benito Juárez planteaba en los máximos órganos de representación nacionales; el aún presidente buscaba incluir o “regresar” a la Iglesia católica a la vida política, un hecho que lo llevó a adoptar posturas arbitrarias y contrarias a la Constitución de 1857. Su plan no avanzó entre las filas de liberales, principalmente del campo Lerdista, pero a la larga, terminará siendo retomado por Porfirio Díaz. Son esas posturas las que condicionaron, en gran medida, el posicionamiento y liderazgo del grupo de Lerdo de Tejada a nivel local (por una década), situación que la “insurgencia” de grupos conservadores post-imperialistas y clericales terminarán siendo el factor principal o base de apoyo del proyecto de “Orden y Progreso” que llevó al militar oaxaqueño a la presidencia mediante el Plan de Tuxtepec.
La segunda ponencia llevó por título “El grupo republicano ilustrado de Yucatán. Entre pronunciamientos post-imperialistas, el clero y Porfirio Díaz, 1867-1877” y fue presentada por el Dr. Iván Franco (CINAH-Yucatán). El texto embonó con la anterior en el sentido de mostrar cómo, aún cuando los ritmos de la política central no encajaban con los regionales, los partidarios juaristas de Yucatán se debilitaron a partir de 1871, fortaleciéndose los sectores lerdistas, al tiempo que también retomaron protagonismo político los grupos católicos y post-imperialistas a través de “pronunciamientos” o golpes de estado que ameritaron el envío de tropas federales a Yucatán. Franco sostiene que el período 1867-1877 se puede entender como una etapa “dorada” de los liberales republicanos yucatecos (“puros” o “radicales” según otros relatos historiográficos), y describe cómo en ese lapso se crearon instituciones laicas, se incluyó a la mujer en la educación y en cargos directivos (Rita Cetina), así como se aplicaron las Leyes de Reforma. La ejecución de las medidas propició, a la vez, la reacción de fuerzas clericales que, en el corto plazo, serán la base de apoyo de Porfirio Díaz y del Plan de Tuxtepec en Yucatán. Destaca también del trabajo la propuesta de analizar desde la óptica generacional a los grupos que disputaban el poder en esa etapa y la particularidad que los identifica como “la tercera generación de liberales decimonónicos” (nacidos entre 1835-1848), puesto que todos estaban formados en disciplinas académicas, científicas, artísticas, etc., y sin presencia o interés de ninguno por desarrollarse en la carrera militar. Fueron, en sus palabras, un grupo con bases ilustradas quienes, en sintonía con varios integrantes de la segunda generación liberal decimonónica (nacidos entre 1825-1834), fortalecieron con actos como el Himno Yucateco el pacto federal y nunca terminaron de “sentirse cómodos con la ruta trazada por Porfirio Díaz y los grupos moderados y clericales” como modelo de sociedad.
La tercera ponencia correspondió presentarla a la Mtra. Elda Moreno Acevedo (FCA-UADY) y llevó como título “Una visión de la economía en la segunda mitad del siglo XIX”. La Mtra. Moreno dio lectura a su trabajo mostrando cómo la política liberal se fue desplegando en favor de la plantación del henequén y cómo este cultivo creció en superficie sembrada al tiempo que alcanzó un alto nivel de ingresos, al grado de representar un importante porcentaje en la captación de recursos económicos y fiscales de la etapa, principalmente a partir de 1880. La industria henequenera, planteó, debe sin embargo mirarse como resultado de toda una búsqueda dentro de las fuerzas liberales de un proyecto económico que hiciera relevante a Yucatán en el escenario nacional, si bien ese propósito se logró también principalmente con la vinculación internacional del agave en EEUU y Europa. La base del éxito se debió a toda una reconversión productiva que incluyó aspectos técnicos, científicos, territoriales y demográficos.
La mesa se cerró con la participación de Javier Marmolejo (FCA-UADY) quien expuso el trabajo “La paradoja de la Hacienda Pública Liberal en el Yucatán Porfirista, 1884-1904”. En su trabajo se discute como contradictorio el hecho de que la economía henequenera, basada en principios de liberalismo económico clásico, terminó favoreciendo la formación de una oligarquía que boicoteaba la captación pública de recursos que permitieran fortalecer las arcas públicas o financiar al ejército en la tarea de, por ejemplo, combatir la guerra de los indígenas mayas coloquialmente conocida como “guerra de castas”. Marmolejo destacó cómo, paradójicamente, con el éxito de los ingresos del henequén estos se dirigían a las arcas centrales de la República mientras el estado local padecía carencias para sus fines de control y modernización. Un punto que el gobierno de Díaz empezó a abordar, precisamente a partir del período de Carlos Peón Machado como gobernador. Fue así cómo, durante los gobiernos sucesivos de Carlos Peón Machado (1894-1897) y Francisco Cantón Rosado, cuando se decantaron reformas y medidas hacendarias relevantes para la entidad; esto porque el primero propuso crear un impuesto a los propietarios para favorecer la captación de recursos estatales (plan que molestó a sus rivales político-empresariales Cantón y Molina), mientras que el segundo, Cantón, fue quien usó mayor cantidad de recursos públicos para combatir a los mayas insurrectos de Quintana Roo.