El 5 de mayo de 1877 se oficializó la nueva nomenclatura de Mérida, la intención era que las calles de la ciudad abandonasen sus nombres populares para adoptar el de personajes que habían participado en la llamada Guerra de Castas iniciada en 1847 y cuyo origen había sido el descontento social de la población de origen maya, mayoritaria en la península, ante el sometimiento de una minoría criolla.
Esta tercera denominación, llega después del intento de establecer una durante el siglo XVIII una que dividía a la ciudad en cuarteles.[1] Alrededor de 1834, se intentó imponer una nomenclatura basada en personajes que habían participado en la lucha contra el dominio español sin que esta se pudiera generalizar. [2] Durante el Segundo Imperio se dispuso una nueva nomenclatura que dividía la ciudad a partir de la actual calle 60 y 61, Progreso y Central respectivamente.
En 1867 se había designado a la calle abierta al dividirse el convento de Monjas con el nombre de “Benito Juárez” [3], emblema de la Reforma y el Republicanismo. La utilidad social también reconoce la importancia de la ciudad como escenario debido a que el espacio es una manifestación de los valores de la ciudadanía.[4]
Los años posteriores a la restauración fueron extremadamente convulsos al interior del estado. Las autoridades federales tenían que intervenir constantemente para restaurar el orden. Esta dinámica se rompió con la llegada de Porfirio Díaz a la presidencia tras el triunfo de plan de Tuxtepec.
Tras la breve lucha, el general Protasio Guerra fue enviado por Porfirio Díaz a principios de 1877 para reestablecer el orden y convocar a elecciones. Durante su breve administración, decretó que una de las arterias principales de la ciudad, la que va del barrio de Santiago a la Mejorada se denominara “Calle de Porfirio Díaz”. Esto a iniciativa del Jefe Político de Mérida Policarpo A. Echanové quien había solicitado una estatua de mármol o bronce del C. General Díaz para que se colocase en la Alameda de la ciudad.[5] Según apuntó el propio Echánove, esto no se llevó a cabo para no herir la “ingente modestia” del General Díaz, por lo que cambió la propuesta para que a la calle principal de Mejorada a Santiago se le diera el nombre del oaxaqueño.
El Ayuntamiento fijó doce piedras de mármol[6] No es de extrañar que el gobernador interino Protasio Guerra viera con buenos ojos esta propuesta pues pretendia participar en las elecciones y para ello necesitaba el apoyo de Díaz, cosa que no consiguió por lo que fue relevado del cargo y sustituido por Agustín del Rio.
Durante la administración de Del Rio, el 5 de mayo de 1877 se celebró la instauración de la nueva nomenclatura de Mérida, propuesta realizada por Agustín del Río al Ayuntamiento de Mérida la cual se aprobó en abril 1877.
Este panteón de héroes, la misma guerra y la memoria compartida de esta experiencia debieron servir de cohesión entre la élite blanca.[7] [8] Ya en 1848 la guerra había unido a las facciones rivales de Santiago Méndez y Miguel Barbachano, en aquel entonces el primero había solicitado que olvidaran antiguos resentimientos y se unieran en la lucha común por la “civilización”, uniendo a los blancos como hermanos, aunque entonces y en 1877 solo superficialmente.[9]
El había iniciado en 1847 con la sublevación en Tepich de Cecilio Chi y mantuvo a la península en tensión durante casi cincuenta años. El periodo más álgido y a partir del cual se empezó a construir la memoria, fue entre 1847 y 1855.
El periódico oficial se refirió a los eventos conmemorativos de aquel 5 de mayo que incluyó el discurso de Francisco Novelo Quijano y la inauguración de la nomenclatura:
En este acto se inauguró la mejora importante de dar nombres a las calles de la ciudad, necesidad que hacía tiempo reclamaba su cultura
Para efecto se ha dado preferencia a los de los esforzados yucatecos que en otro tiempo combatieron bizarramente a los indios sublevados como Manuel Cepeda Peraza, Molas, Zetina, Rosado, Méndez, Peniche Gutiérrez y otros muchos ¡Homenaje rendido a los que se han sacrificado para conservarnos el suelo de nuestros mayores!
También se inauguró la colocación de la lápida de nuestro precioso Parque con el nombre “Hidalgo” como justo recuerdo consagrado al prócer de nuestra primera independencia, al Padre de la Patria Miguel Hidalgo y Costilla. [10]
Se conoce la disposición de los nombres de las calles y plazas por la publicación del Calendario 1878 de la Librería Meridana propiedad de Rodulfo G. Cantón, el almanaque presentaba un pequeño plano de la ciudad con los nombres seleccionados. Entre los desperfectos que se señaló la prensa sobre esta nomenclatura estaba la monotonía de los nombres y apellidos y la eliminación de los nombres populares de las plazas.[11] Aunque coincidían en quera mejor tener una nomenclatura que seguir sin una. [12] En aquel contexto eliminar las denominaciones populares antes descritas eran parte del discurso progresista, civilizador y extirpador de costumbres se reprodujo tanto en el nivel social como en el nivel urbanístico.[13]
Los nombres de las calles estuvieron preferentemente para militares que participaron en la guerra de castas, principalmente los que combatieron entre 1847 y 1853, el almanaque de la Librería Meridana menciona algunos nombres en plural, por lo que entendemos referencia a más de un personaje. Diez de los nombres seleccionados para las calles habían sido condecorados con el grado de beneméritos del estado en 1869 durante la administración de José Apolinar Cepeda Peraza. Manuel Cepeda Peraza fue elevado a benemérito el 26 de abril y en junio fueron declarados Sebastián López de Llergo, Miguel Barbachano, los coroneles José Dolores Cetina, José Dolores Pasos, José Eulogio Rosado, Tomás Peniche Gutiérrez, Sebastián Molas, Agustín de León y Lázaro Jesús Ruz.[14] Al final de esta nota se da cuenta de los nombres de las calles y los personajes a los que corresponden.
PLAZAS | |
PLAZA DE SANTA ANA | ANDRES QUINTANA ROO |
PLAZA DE SANTA LUCÍA | PARQUE DE LA UNIÓN |
PARQUE CENTRAL | MIGUEL HIDALGO |
PLAZA DE LA MEJORADA | DE LA LIBERTAD |
PLAZA PRINCIPAL | DE LA INDEPENDENCIA |
PLAZA DE SAN JUAN | VICENTE MARÍA VELAZQUEZ |
PLAZA DE SAN SEBASTIÁN | IGNACIO ZARAGOZA |
PLAZA DE LA ERMITA DE SANTA ISABEL | DE LA CONSTITUCIÓN |
PLAZA DE SANTIAGO | SANTOS DEGOLLADO |
PLAZA DE SAN CRISTOBAL | DE LA REFORMA |
Son casi 50 personajes los que componían esta nomenclatura, entre los que se encuentran sin distinción conservadores y liberales, republicanos y centralistas, mendistas y barbachanistas. La selección refuerza los valores de la élite blanca frente a la guerra de castas de 1847 constructo cuyo ideólogo fue Justo Sierra O’Reilly, por eso mismo no podría faltar entre los elegidos para las calles. Dicho planteamiento había des construido al héroe de la guerra yucateca contra México de 1840, el general Santiago Imán transformándolo en el culpable del estallido de la guerra contra los indígenas al haber armado, pactado, y reivindicado el papel de los mayas en el territorio peninsular. La historiografía condenó la memoria Imán asociándole también la responsabilidad del movimiento separatista yucateco, [15] en cambió exculpo Sierra O’Reilly de su participación en ese episodio en el que incluso ofreció la soberanía de la península. El separatismo aún era aún un tema para considerar en el trato a Yucatán, por eso era necesario tributar al Pacto Federal titulando a la plaza de Santa Lucía “La Unión”.
Hay dos referencias indígenas en la nomenclatura. La “Calle de Chí” que probablemente sea en memoria de Juan Chí cacique de la villa de Hecelchakan en 1848 quien formó una guerrilla en apoyo a los blancos por cuyo comportamiento[16] “se ha servido conferir el honorífico título de hidalgo, tanto al citado cacique como a los indígenas que se expresan en la indicada lista.” [17]
Precisamente a aquel colectivo de Hidalgos se les dedicó la importante calle conocida como “Del Comercio” y anteriormente “Camino Real a Izamal”, hoy 65. Para que un indígena sirviera como tal debía presentarse armado con hacha y machete, un saco, un calabazo y un mecapal para prestar toda clase de servicios a cambio recibirían el mencionado título y una cinta para el sombrero que serviría de distintivo durante la campaña además de una medalla de plata y quedar exentos de contribuciones personales, pago de deudas entre otros.[18]
Una consideración importante para pertenecer a esta lista de personajes ilustres, salvo el caso de Porfirio Díaz, era haber muerto para el año de imposición de los nombres. De los líderes de las seis divisiones que mandó como General en Jefe López de Llergo entre 1848 y 1853 solo quedaba vivo en 1877 el coronel Pablo Antonio Gonzalez quien mandaba la segunda división de operaciones y no fue incluido dentro de la nomenclatura.[19] Esto debió pesar sobre el conservador Gonzalez, pues consciente de su propia carrera militar de la cual se retiró en 1855 “sin haber sufrido por favor de Dios derrota alguna” decidió colocar en la fachada de su casa ubicada, a media cuadra de la Plaza Grande, diez planchas de piedra que recopilaban cartas y partes de la guerra de castas que daban cuenta de su trayectoria llamándolas “Mis lindas piedras vengadoras”. El 8 de diciembre de 1880 realizo el acto inaugural de su casa con sus adeptos quienes celebraron la trayectoria invicta del coronel. Murió en 1885, las piedras sobrevivieron a la demolición de la casa y hasta el día de hoy se encuentran instaladas en el Parque del Centenario.[20]
Esta nomenclatura fue medianamente aceptada, en la prensa de la época se da cuenta que se seguía recurriendo a los nombres populares, así como la nomenclatura del Segundo Imperio para orientar la ubicación de negocios y sucesos.
18 años después, en 1895 se estableció la nomenclatura que hasta hoy designa a las calles. Por lo práctico que resulta para orientarse logró afianzarse y mantenerse. Los nombres de los “Héroes” de la Guerra de Castas ninguno trascendió.
CALLE | ENTRE 60 Y 70 | PERSONAJE |
47 | DE ZALASAR | JUAN DE LA CRUZ SALAZAR |
49 | DE RAMIREZ | FRANCISCO RAMIREZ |
51 | DE PACHECO | NORBERTO PACHECO |
53 | DE ACOSTA | JUAN EXIQUIO ACOSTA |
55 | DE LEÓN | AGUSTÍN DE LEÓN Y LÁZARO |
57 | DE COSGAYA | JOSE COSGAYA |
59 | PORFIRIO DÍAZ | PORFIRIO DIAZ |
61 | CALLE CENTRAL | |
63 | DE ZETINA | JOSE DOLORES ZETINA |
65 | DE MOLAS | SEBASTÍAN MOLAS |
67 | ROMEROS | NABOR ROMERO |
69 | DE PAVÍA | LEANDRO PAVIA |
71 | CHÍ | JUAN CHI |
CALLE | ENTRE 50 Y 60 | PERSONAJE |
47 | DE OSORNO | ESCOLASTICO OSORNO |
49 | DE VALENCIA | DOROTEO VALENCIA |
51 | DE COVIAN | JOSÉ MARÍA COVIAN |
53 | DE RIVERO | VICTORIANO RIVERO |
55 | DE LOS OVIEDOS | TENIENTE DE CABALLERIA JOSE OVIEDO |
57 | DE BAQUEIRO | CIRILO BAQUEIRO |
59A | CALLEJÓN DEL CABO PIÑA | CABO PIÑA |
59 | PORFIRIO DÍAZ | PORFIRIO DIAZ |
61 | CALLE CENTRAL | |
63 | REGIL ESTRADA | PEDRO REGIL ESTRADA |
65 | DE LOS HIDALGOS | HIDALGOS |
67 | DE PASOS | JOSE DOLORES PASOS |
69 | DE VERGARA | TENIENTE CORONEL JOSE MARÍA VERGARA |
71 | DE LOS TRUGILLOS (SIC) | CRISTOBAL TRUJILLO / ENRIQUE TRUJILLO |
CALLE | ENTRE 47 Y 61 | PERSONAJE |
50 | DE ONGAY | DIEGO ONGAY |
52 | DE PREN | FELIPE PREN |
54 | DE SIERRA O’REILLY | JUSTO SIERRA O’REILLY |
56 | CEPEDA PERAZA | MANUEL CEPEDA PERAZA |
58 | VELA | JOSE CANUTO VELA |
60 | PROGRESO | |
62 | PENICHE GUTIERREZ | TOMAS PENICHE GUTIERREZ |
64 | DE LOS NOVELO | NAZARIO NOVELO / JUAN DE DIOS NOVELO |
66 | DE BARRERA | JOSÉ MARIA BARRERA |
68 | DE O’HORAN | PATRICIO O’HORAN |
70 | DE PADILLA | FELICIANO PADILLA |
CALLE | ENTRE 61 Y 71 | PERSONAJE |
50 | DE BACELIS | ONOFRE BACELIS |
52 | DE BARBACHANO | MIGUEL BARBACHANO |
54 | DE LOS MÉNDEZ | JUAN JOSE MÉNDEZ / SANTIAGO MÉNDEZ |
56 | DE LÓPEZ DE LLERGO | SEBASTIÁN LÓPEZ DE LLERGO |
58 | DE LOS ROSADO | EULOGIO ROSADO / FELIPE ROSADO |
60 | PROGRESO | |
62 | CALLE DE BOLIO | MIGUEL BOLIO |
64 | CALLE DE LOS RUZ | LÁZARO JESÚS RUZ |
66 | CALLE DE JUAREZ | BENITO JUAREZ |
66A | CALLEJÓN FERNANDEZ-MONTILLA | MANUEL FERNÁNDEZ MONTILLA |
68 | CALLE DE MESO | MANUEL F. MESO |
70 | CALLE DE ONTIVEROS | MARCOS ONTIVEROS |
REFERENCIAS
[1] Espadas Medina, A. (1993). Mérida: La traza borbónica última virreinal, primera modernización. En M. T. Peraza Guzmán, Mérida el azar y la memoria (págs. 45 – 88). Mérida: Gaceta Universitaria.
[2] La Revista de Mérida. Jueves 5 de febrero de 1874.
[3] El siglo diez y nueve. México. Séptima época. Año 20. viernes 1 de noviembre de 1867.
[4] Miranda Ojeda, P. (2004). Diversiones publicas y privadas, cambios y permanencias lúdicas en la ciudad de Mérida, Yucatán, 1822 – 1910. Hannover: Verlag Für Erhnologie. Página.
[5] XXIII -1907 -1/2 -01 (Folletería) Algunos documentos acerca de la vida pública del Sr. Coronel D.Policarpo A. Echánove : importantes gestiones como autoridad, iniciativas, discursos, alocuciones y brindis [folletería] Biblioteca Yucatenense.
[6] Periódico Oficial del Estado Libre y Soberano de Yucatán. Marzo 26 de 1877.
[7] Periódico Oficial del Estado Libre y Soberano de Yucatán. 7 de febrero de 1877.
[8] Rugeley, T. (2008). El amanecer del pasado: monumentos, museos y memorias de la Guerra de Castas. En S. Quezada, & I. Ortiz Yam, Yucatán en la ruta del liberalismo mexicano, siglo XIX (págs. 245 – 275). Mérida, Yucatán: Universidad Autónoma de Yucatán. Pág. 258
[9] Reed, N. (1971). La Guerra de Castas de Yucatán. México D.F.: Ediciones Era.
[10] Periódico Oficial del Estado Libre y Soberano de Yucatán. 7 de mayo de 1877
[11] La Patria. 5 de julio de 1877. Ciudad de México
[12] Tercer calendario de la Librería Meridana de Cantón para el año de 1878 / [Rodulfo G. Cantón]. BY
[13] Ojeda Miranda, P. Ibíd., p. 100.
[14] Colección de leyes, decretos, órdenes y demás disposiciones de tendencia general expedidas por el Poder Legislativo del Estado de Yucatán, formada con autorización del Gobierno / por Eligio Ancona. KGF 9203.3 1884 972-ANC Biblioteca Yucatenense. Pags. 326, 361.
[15] Arturo Taracena Arriola, «Marginalización, denuesto y olvido en la fábrica de héroes», Mélanges de la Casa de Velázquez [En línea], 46-2 | 2016, Publicado el 01 enero 2018, consultado el 30 abril 2020. URL : http://journals.openedition.org/mcv/7135 ; DOI : 10.4000/mcv.7135
[16] Boletín Oficial del Gobierno de Yucatán. 25 de mayo de 1848.
[17] Boletín Oficial del Gobierno de Yucatán. 30 de mayo de 1848.
[18] Ídem
[19] El Honor Nacional. 18 de septiembre de 1884. Página. 16
[20] Cirerol Sansores M. (1943) “La casa del coronel don Pablo Antonio González”. Mérida, Yucatán, Talleres Gráficos del Sureste.