Luis Ramirez Aznar (1974) En el arco de las mil cosas olvidadas, o simplemente “registradas” como se hace con centenares de joyas arqueológicas semi devoradas por los saqueadores y la selva o coloniales pulverizadas por el abandono y la irresponsabilidad… decía que en ese arcón he podido hallar sencillo datos sobre dos sitios de Mérida, que para un inmensa mayoría, sería la primera vez que sepan de su existencia, y para otros, pudiera ser motivo de curiosidad y divulgación, que es el principal objetivo de estos trabajos.
Vamos hasta el cruce de las calles 67 x 50, en el costado oriente del edificio que ocupa la estación de autobuses “líneas del sur”, Frente al Centro de Salud. Allí hay una placa muy original dice “CALLE DEL YMPOSIBLE Y CEBENCIO” que conmemora la demolición del ´´último vestigio maya de la antigua T-hó, o sea la limpieza definitiva del cerro que cubría un promedio de tres manzanas al norte de donde hoy está el templo de San Cristóbal, iglesia levantada precisamente con esas piedras.
La tarea fue considerada desde Montejo, como una labor imposible, como lo demuestra el vestigio del edificio maya que aún debe conservarse hoy en el interior del Olimpo en la plaza principal, que prefirieron cubrir con construcciones en vez de demolerlo.
Lógico era celebrar la hazaña mediante una placa conmemorativa, sobre todo en las épocas de Lucas de Gálvez (1789 – 1792) y Pérez de Valdelomar (1800 – 1810)
La placa tiene aditamentos ornamentales que la hacen más vistosa e interesante. Una virgen en actitud de tocar un clarín triunfal y con la otra mano levanta una corona de laurel. Luego, en latín, señala la lápida FAMA QUOQUE NOMINIS EJUS CRESCEBAT QUOTIDE, ET PER CUNCTORUM ORA VOLIBAT (la fama de su nombre crecía todos los días y su nombre volaba por la boca de todos) y el otro letrero: LAPIS DE PARIET Y CLAMABIT HABACUC, Y otro más EN LAPIS ISTE ERITVOBIS INTESTIMONIUM.
Lo que traduciendo del libro de José a que pertenecen, diría: He aquí esta piedra que será entre nosotros por testigo, la cual he oído todas las palabras de Jehová, que él ha hallado con nosotros y será por testigo contra nosotros, porque no mirasteis a Dios. Esto traduciendo totalmente la frase de donde fueron extractadas. Como claramente se advierte a la posteridad en otra inscripción que señala: VERSIÓN PARAFRASICA EN ESTILO LAPIDARIO.
Y nos retiramos pensando dos cosas muy significativas como elocuentes: ¡Que hazaña debió ser la demolición de aquella sólida y monumental colina hecha por los primeros habitantes de T-hó, que hubo que grabarla para el futuro!; y que tan grande fue la obra constructiva y ambiciosa de don Benito Pérez de Valdelomar que impresionó tanto a quienes vieron en su época como a las siguientes generaciones de constructores de Mérida y de Yucatán.
Estos detalles insignificantes, forman parte del mosaico inmenso de incentivos para el visitante que sólo necesita de la promoción de sus anfitriones y una conciencia definitiva del futuro no muy lejano, en que cada entidad tendrá que valerse de sus propios recursos para corresponder al auge cada vez más incontenible del turismo.
No hacer caso de esta situación presente, será poner los cimientos para el fracaso del futuro. No todo seguirá siendo Chichen y Uxmal y tampoco es posible que las playas del Caribe soporte un volumen gigantesco de visitantes por demasiados años, sobre todo si se toma en cuenta que el Estado de Quintana Roo, está ya haciendo lo suyo para retener al turismo dentro de sus limites.