Carmen Romero Rubio, segunda esposa del presidente Porfirio Díaz colocó el 7 de febrero de 1906 la primera piedra de la capilla de “Nuestra Señora del Carmen”[1] en la Colonia San Cosme inaugurada de forma simbólica ese mismo día, pues el gobierno aprobó el desarrollo en abril de 1904.[2]
El principal impulsor de esta nueva colonia al noroeste de Mérida era el comerciante catalán Joaquín García Ginerés vecino de la ciudad desde 1901. Unos años antes había intentado sin éxito el desarrollo inmobiliario en el entonces pueblo de Itzimná.
Para el nuevo proyecto se asoció con Arturo Cásares Echánove dueño de la finca San Cosme en cuyos terrenos se asentó la colonia del mismo nombre. [3] El Plano Topográfico de 1864 ya indica la existencia de dicho asentamiento, muy alejado del núcleo urbano de Mérida.
En abril de 1906 el gobierno autorizó a Casares y García Ginerés la construcción de un parque para la colonia cuya entrada sería un pórtico monumental construido durante la visita de la primera dama. En la plaza existía un lago artificial construido por García Ginerés para el recreo de los primeros vecinos. El nuevo parque se dividiría en ocho jardines, a cuyo centro se construiría una fuente. [4]
Las primeras casas de la colonia fueron de madera y poco a poco llegaron casas de mampostería. Sin embargo, el parque no pudo concluirse y durante la administración constitucionalista de Eleuterio Avila en 1914 la capilla de Nuestra Señora del Carmen fue destruida.[5] Por aquella misma época la Avenida Colón, antes conocida como calzada de San Cosme fue abierta hasta llegar a Paseo de Montejo y para ello tuvieron que dividirse varios predios entre ellos la quinta San Jacinto de Augusto L. Peón.[6]
El 3 de marzo de 1915 don Joaquín García Ginerés decidió terminar con su existencia[7], su residencia se encontraba en la misma colonia y la tragedia conmovió a los vecinos quienes renombraron la colonia con su nombre.[8] Fue un largo transitar de un nombre a otro, aún a mediados de los cincuenta el nombre de San Cosme se conservaba entre los meridanos, hoy se ha extinguido.
Entre 1915 y 1935 la zona fue conocida fue avecindada por comerciantes alemanes por lo que se le conoció como la colonia de los alemanes.[9] Entre aquellos vecinos se encontraba Wilhem Schrip, empleado de la compañía Siemens & Halske administradora de la planta eléctrica de Mérida. Para unir la nueva colonia con el centro de Mérida se construyó una línea decauville para el tranvía que circulaba por la calle 82 que se convierte en la 22 de San Cosme.
El terreno previsto para el parque se utilizó como campo de béisbol de los aficionados hasta finales de los años veinte cuando el gobernador Bartolomé García Correa propuso construir un monumento definitivo a la memoria de Felipe Carrillo Puerto. Sería del tamaño de la plaza y su altura competiría con la de Catedral, la primera piedra se colocó el 20 de noviembre de 1932 pero la obra no consiguió concluirse debido a los efectos de la crisis de 1929 y se convirtió en un desagradable espectáculo de piedras y cimientos para los vecinos. [10] A finales de la década los cimientos fueron levantados y utilizados para la construcción del estadio Salvador Alvarado.[11]
Al poco de fundarse la colonia se estableció la fábrica de galletas que más tarde se convertiría en Galletas Dondé. Los vecinos alemanes y yucatecos fundaron el primer boliche de la ciudad en los años veinte. En 1923 se inauguró el cine “El Bosque” el primero fuera del centro de la ciudad.[12]
En 1941 se comenzó la construcción del parque infantil Felipe Carrillo Puerto que hasta hoy se encuentra en el ángulo nororiente de la plaza, inaugurado el 24 de enero de 1942. Este debió ser parte de un conjunto que no logró concluir el gobernador Humberto Canto Echeverría quien directamente lo diseñó. En junio del año siguiente se celebró la primera misa en los cimientos de la iglesia que estaría dedicada a Santa Teresita del Niño Jesús la cual se derrumbo en 1947. Más tarde los ingenieros Ulises Gonzalez Torres y Álvaron Ponce Peón construyeron entre 1952 y 1956 la actual iglesia de Nuestra Señora de Fátima. (González Canto, 2009)
El gobernador Ernesto Novelo Torres (1942 – 1946) desarrolló obras monumentales; el Hospital de Henequeneros, el Centro Escolar Felipe Carrillo Puerto y el Parque de las Américas. Aquel periodo se benefició de la alta demanda de henequén producto de la segunda guerra mundial. Por otro lado, fue fuertemente cuestionado por corrupción y de ser las mencionadas obras utilizadas para desviar recursos además de no sacar las construcciones a concurso de acuerdo con la ley.[13]
Los encargados de la construcción fueron los arquitectos Manuel y Max Amabilis, el primero conocido por haber sido secretario de obras de Salvador Alvarado y haber proyectado entre otros, el diseño del Ateneo Peninsular. Novelo Torres coloco la primera piedra de lo que sería el “Parque de las Américas” el 23 de marzo de 1943.[14]
Como en muchas otras de sus obras, los Amabilis decidieron recrear la arquitectura maya con añadidos del art decó como tema central de este ambicioso proyecto que rendía un homenaje a la unidad entre los países americanos.
En la manzana sureste se eleva con majestuosa belleza la fuente monumental, un frontispicio cubierto por siete serpientes de 4.70 metros, de cuya boca brotan chorros de agua para alimentar los cinco tazones escalonados.
Atravesando la calle de norte a sur, en la siguiente manzana se ubica lo que hoy conocemos como el centro cultural José Martí. Originalmente se planteó como una sala de exposiciones que cubriera la carencia que tenía Mérida de un local donde los artistas pudieran enseñar sus obras.
En la fachada frontal destacan los relieves del faisán y del venado, y en la posterior el escudo nacional, también es en esta parte trasera donde se ubica el claustro de lectura. Un jardín dividido por una fuente longitudinal rodeada de los símbolos de las américas, así como de dos chac – moles que flanquean las entradas. En esta sección se encuentran las placas conmemorativas a la inauguración del parque, el 16 de septiembre de 1945.
La última sección para tratar es la concha acústica, un gran teatro al aire libre cuyo lunetario está construido en el desnivel del antiguo lago de la colonia San Cosme.
A los costados del lunetario, pérgolas que evocan al templo de las mil columnas se adornan con elementos liricos mayas. En el interior de la concha resaltan los frisos con temáticas cotidianas de la vida maya.
El parque está rodeado por columnas votivas, es decir ofrendas a cada una de las repúblicas americanas con su correspondiente escudo. Reciben al visitante nueve arcos representando chozas mayas que simbolizan la hospitalidad a quien llega.
Entre espectaculos, filas, familias y amigos se vive actualmente el Parque de las Américas a más de medio siglo de haberse inaugurado.
REFERENCIAS
[1] El Tiempo. 9 de febrero de 1906. Ciudad de México
[2] Periódico Oficial del Estado de Yucatán.21 de abril de
[3] LXX -1906 -1/3 -11 (Folletería)
Compensación y reconvención: defensa del Comanditario D. Roberto Castillo Rivas contra los Gerentes de “Arturo Casares Echánove y Compañía Sociedad en Comandita”. [folletería] / M. Loza, Modesto J. Gamboa. CAIHLY.
[4] Periódico Oficial del Estado de Yucatán. 16 de abril de 1906.
[5] Historia de la Iglesia en Yucatán desde 1887 hasta nuestros días (1943) Francisco Cantón Rosado ; Carlos R. Menéndez, pról. Págs. 166.
[6] Díaz Güemez, Marco Aurelio. “El Arte Monumental del Socialismo Yucateco” (1918 -1956) (2014) CIESAS Peninsular. págs. 65.
[7] Canto Mayén E (2017) Un retrato de Joaquín García Ginerés. En la Jornada Maya. 23 de junio de 2017
[8] Diario Oficial del Estado de Yucatán. De septiembre de 1916.
[9] Schrip Juan (2017) Memorias de un Sancosmeco. Cepsa.
[10] Díaz Güémez, Marco Aurelio. “El Arte Monumental del Socialismo Yucateco” (1918 -1956) (2014) CIESAS Peninsular. págs. 217 – 225.
[11] [11] Schrip Juan (2017) Memorias de un Sancosmeco. Cepsa. Págs. 37.
[12] Ramírez Aznar. Breve historia de la Colonia García Ginerés y del parque de las Américas. En Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán. Julio diciembre 2011.
[13] Pedro Echeverría V. (1985) La política en Yucatán en el siglo XX, 1900-1964. Maldonado Editores, págs. 103.
[14] Ramírez Aznar L. (1988) El Parque de las Américas. Ediciones del Ayuntamiento de Mérida.
Me parece muy interesante leer este tipo artículos de la historia de Yucatán. Es estupendo!