Tiene columnas estriadas empotradas en las pilastras, sobresaliendo una tercia parte de la circunferencia. En este pórtico existió la panadería “El Centenario”. Según el cronista Renan Irigoyen es el único barroco que posee la ciudad, esto por el exceso de detalles y motivos que le adornan.
A los costados sur y norte pero integrados a la portada, los roles tomaron la forma de grandes letras E cursivas, cuyas líneas finales conviértanse en espirales. Posiblemente fueron inspirados en la fachada de la iglesia conocida como la Tercera Orden que tiene el mismo sitio roles semejantes. Los de la entrada a la que nos referimos contiene cinco y medio por lado (los del norte en posición inversa).
La construcción probablemente sea de finales del siglo XVIII, actualmente alberga una tienda de artesanías.
Detalle del Escudo de la familia Cárdenas en la casa conocida por ese nombre y también como “la casa de los ladrillos” ubicada en la Plaza Principal de la ciudad (Calle 62 x 63).
El historiador Jorge Ignacio Rubio Mañé escribió sobre esta mansión “Allá por los años de 1578 fue vivienda del Conquistador Hernando de Bracamonte y Garibay con su esposa doña Leonor de Cansino y Cabrera. Dos siglos más tarde sirvió de mansión al defensor de los Indios, el celoso abogado y laborioso agricultor don Domingo Cayetano de Cárdenas y Rodríguez de Vicario con su esposa doña Felipa Díaz de Avila y Bolio, ilustres progenitores de la familia Peón. Aún hoy en día ostenta en el jefe del pórtico un escudo con los lobos cárdenos de la familia Cárdenas.”
Consta de 14 acostumbradas pilastras y dintel. Ornados con 14 rosales por lado con 8 pétalos cada uno. Arriba, en el friso, hay trece rosales más, estando vacio el espacio de dos que ya desaparecieron por la acción del tiempo. Originalmente debieron ser quince. Fue local del café «La Sin Rival».
Detalle del Pórtico del Ayuntamiento. Seguimos hablando de pórticos, este perteneció a la Casa que existió en la calle 58 entre 63 y 65 que alguna vez fue residencia de la familia Juanes y que a principios de 1949 comenzó a ser demolida por su entonces propietario de origen libanés.
El arqueólogo Manuel Cirerol se empeñó en rescatar de la destrucción el pórtico y gracias a la buena voluntad del propietario y del entonces alcalde de Mérida Víctor Erosa se dispuso se colocará en la entrada principal del Palacio Municipal. El arqueólogo, autor del rescate del pórtico del matadero viejo, el escudo de la Catedral de Mérida entre otras proezas, tomo por puertas las que pertenecieron al Templo Masónico, antes Templo de Jesús María que en esas mismas fechas estaba siendo demolido. Cirerol dio por concluida la obra el 18 de junio de 1949.
Se encontraba en la llamada Casa de la Condesa, en la calle 62 x 59 donde hoy se encuentra un edificio con ese nombre.
Actualmente empotrado en el acceso al jardín de la Ermita de Santa Isabel.
“Recordamos el aspecto de una de las casas coloniales mas notables de Mérida. En el sitio del pórtico nos parece que era de una planta, ascendiendo a dos en la esquina donde discurría un hermoso balcón corrido sobre las calles 62 y 59, último de este estilo que se conservaba en la ciudad. La casona fue destruida después de 1949 pero el pórtico fue adquirido por el Ayuntamiento que presidió Agustín Martínez de Arredondo y fue adaptado a la entrada del costado norte del patio de la Ermita de Santa Isabel, donde quedó majestuosamente empotrado cuando ese funcionario municipal remozó edificio y jardines de este sitio colonial, en 1965” (Renán Irigoyen, Los Pórticos de Mérida)
“El zaguán de la mansión solariega de la familia Martínez del Puerto. Allí vivió en 1770 el capitán y licenciado, si, militar y letrado, el distinguido orador, el bravo defensor de las libertades de Mérida, el sabio jurisconsulto, el muy honorable Regio Real Perpetuo, por Gracia de su majestad católica, don Estanislao José Martínez del Puerto y Solis de Montejo, y su esposa doña María Eulalia Fernández Vásquez de Medina y Fernández de Buendía, muy señores de apellidos que suenan a mucha sangre azul” (Jorge Ignacio Rubio Mañé).
Este pórtico pertenece al Convento de las Monjas, data del siglo XVII, en la parte superior se encuentra el emblema de las Religiosas de Nuestra Señora de la Concepción.
Este pórtico era el acceso lateral a la capilla de Nuestra Señora del Rosario, anexa al Hospital de San Juan de Dios. Data de finales del siglo XVI.
Actualmente se encuentra en la entrada sur del Parque del Centenario. Perteneció al matadero de la ciudad que se encontraba en la actual 66 x 67. En la parte superior tiene uno de los escudos de Mérida más antiguos.
Existió en la Calle 65 entre 58 y 60 una enorme edificio colonial que perteneció a Juan Miguel Castro, fundador del puerto de Progreso, y que en los años cincuenta del siglo pasado albergó al célebre café «La Balsa». Entre 1974 y 1975 la casa fue demolida, pero el pórtico fue rescatado y colocado en el atrio de Santa Lucía. Alguna vez se pensó integrarlo a la capilla de dicho barrio lo que hubiese sido un total despropósito.
Pórtico de la casa conocida como «El Gallito», llamada así por la farmacia que recibió ese nombre. Conocida también por haber albergado a la Emperatriz Carlota durante su visita a Yucatán. Tiene columnas estriadas empotradas en las pilastras, sobresaliendo una tercia parte de la circunferencia.
Bibliografía:
Los Pórticos Coloniales de Mérida, Renan Irigoyen (1981)