Hoy en día muy pocos se refieren a las plazas de los barrios de Mérida con el nombre oficial que en algún momento la autoridad decidió imponerles, y es que muy difícilmente podrá un decreto vencer a décadas de tradición. Así pues, al referirnos a la plaza de la Mejorada nos referiremos por este nombre y no por el oficial «De la Libertad» y siguiendo así con cada barrio.
La primera plaza en obtener un nombre oficialmente designado fue la Plaza de Armas de Mérida, por todos conocida como Plaza Grande. Esto fue en 1812 cuando se promulgó la Constitución de Cádiz y se le bautizo con este nombre «De la Constitución», una placa, hecha con joyas donadas por doña María Roo madre del patricio Andrés Quintana Roo, fue colocada en aquellos años.
En 1821, al consumarse la independencia de Yucatán respecto a España, se le cambió el nombre a Plaza de la Independencia nombre oficial que conserva hasta ahora. Detalle curioso es saber que el 1° de octubre de 1878 se autorizo un monumento dedicado a Lorenzo de Zavala al centro de nuestra plaza principal, aquel monumento nunca se construyo manteniéndose la plaza libre de nombres propios.
El 5 de Mayo de 1877 se presentó el proyecto urbanizador que precisaba ponerle nombre a cada una de las plazuelas de los barrios; según sostiene el historiador Pedro Miranda marcaba el inicio de un «proceso de resignificación ideológica que se gestaba principalmente gracias al tránsito de la cultura clerical hacia una ciudad laica».
Las plazas públicas se nombraron en honor de héroes y sucesos significativos para el Estado laico mexicano, sobre todo aquellos que habían sido relevantes en la guerra de independencia y en la intervención francesa de 1867.
Entonces se oficializaron los siguientes nombres: Libertad (Mejorada), La Reforma (San Cristóbal), Santos Degollado (Santiago), Andrés Quintana Roo (Santa Ana), Velázquez (San Juan), Zaragoza (San Sebastian), De la Constitución (La Ermita de Santa Isabel), y La Unión (Santa Lucía). El parque de los Hidalgos que había sido conocido como Central, y durante el siglo XVII plazuela del Jesús, oficializo el nombre Hidalgo.
Desde entonces algunos parques fueron remodelados y en ellos se colocaron monumentos que no siempre correspondían con el nombre oficial, una de las tantas razones por las que seguramente estos nombres no se pudieron afianzar.
En el Parque Hidalgo la fuente que estuvo desde 1871 se remplazó por un monumento al General Manuel Cepeda Peraza instalado en 1896, por el que adopto este nombre también. Ambos nombres son ampliamente conocidos.
Después de dejar de ser estación de ferrocarriles en 1920, la plaza de la Mejorada (oficialmente de la Libertad), fue convertida en un parque al que se le añadiría un busto en memoria de Felipe Carrillo Puerto razón por la que se conoció por este nombre hasta 1970 cuando el parque fue reformado y en su lugar se coloco un homenaje a los Niños Héroes.
El parque de San Juan (oficialmente Velázquez) es el único que no tiene un nombre aleatorio, pues en este caso lleva el nombre de José María Velásquez encargado de la iglesia de aquel barrio cuando se formo el grupo de libre pensadores conocido como «Los Sanjuanistas». El día primero de febrero de 1909 se inauguró en el parque una estatua de Benito Juárez y en los años veinte se coloco al centro la fuente de la negrita que estuviera en la plaza grande a finales del siglo XIX.
El 15 de septiembre de 1910, se descubrió en la plaza de San Cristóbal (oficialmente de la Reforma) un monumento a Joaquin García Rejón donado por la junta patriótica del barrio, monumento que para los años sesenta ya no existía. En 1970 el parque se reformo el parque y se erigió un busto en honor de Ignacio Allende.
El único caso en el que el monumento si correspondió al nombre oficial fue el de la plaza de Santa Ana (oficialmente Andrés Quintana Roo) donde en 1917 se colocó un busto del ilustre yucateco que a finales de los setenta fue remplazado por la estatua actual.
Un par de años antes de la oficialización de los nombres, la plazuela de Santa Lucía (oficialmente de la Unión) recibió el nombre de Los Héroes por iniciativa del gobernador Liborio Irigoyen, en 1878 se instaló el monumento al coronel Sebastián Molas.
En la plaza de San Sebastián (oficialmente Zaragoza) y en la de la Ermita de Santa Isabel (oficialmente de la Constitución) no se han colocado bustos ni estatuas sino una fuente y un kiosko respectivamente.
El caso que más llama la atención es de la plaza de Santiago (oficialmente Santos Degollado) pues después del nombre de 1877 hubo un decreto de 1892 rescatado por Manuel Cirerol que dicta lo siguiente:
Daniel Traconis, Gobernador Constitucional del Estado de Yucatán, a sus habitantes hago saber.
Que en uso de las facultades extraordinarias que se halla investido el Ejecutivo del Estado he tenido a bien decretar:
Art.1 Para perpetuar la memoria del ilustre yucateco C. Juan Miguel Castro que tantos y tan desinteresados servicios prestó al estado, el parque en construcción degollado, de esta ciudad llevará su nombre.
Art. 2. En el centro del expresado parque se colocará un monumento que recuerde a las generaciones futuras las virtudes de tan esclarecido hijo de Yucatán. Por tanto mando se imprima, publique y circule para su conocimiento. En Mérida a 30 de diciembre de 1892. Daniel Traconis.- R. Arzamendi Secretario General.
Parece ser que este reconocimiento al fundador del puerto de Progreso no tuvo eco, pues apenas habrá algunos quienes conozcan este decreto pues nunca se coloco ni placa ni busto ni memorial.
En 1945, las autoridades decidieron que era hora de recuperar la titularidad de la plaza para el ministro de Guerra del presidente Benito Juárez, el diario del sureste público:
En la mañana de ayer, Día de la Raza, el Ayuntamiento de esta capital llevó a cabo, en el parque del suburbio “Santos Degollado”, el descubrimiento de un monumento cuya placa conmemorativa tiene esta leyenda “Gral. Santos Degollado, procer de la Reforma Nacional. El Ayuntamiento 1945 y 1946 rinde justo homenaje a los héroes de la Patria. Mérida Yucatán México 12 de octubre de 1945.
La historia no se quedo ahí y la memoria de un tercer personaje llegó a la plaza del barrio de Santiago:
Un elevado exponente de la estela inolvidable que el Lic. Don Benito Ruz y Ruz dejo entre las generaciones de alumnos suyos fue el descubrimiento en la Plaza de Santiago de de un busto del benemérito educador insigne, ciudadano ejemplar. 21 de marzo de 1850 – 17 de Junio de 1933. Homenaje de sus discípulos y amigos en el centenario de su nacimiento. 21 de marzo de 1950.
Fue el educador Benito Ruz y Ruz, de quien muy poco se ha escrito recientemente, quien tuvo su busto a pocos metros del ministro Santos Degollado y estuvo como su vecino hasta finales de los años ochenta cuando el busto de don Benito desapareció de la plaza siendo remplazado por una fuente.
Nos restan tres parques por mencionar, aquellos que no existían en 1877. Uno de ellos el Eulogio Rosado, el cual se acondiciono como parque en 1883 y desde entonces se coloco una estatua grecorromana en memoria de los Héroes de la Guerra de Castas; quizá este sea el único parque llamado popularmente por su nombre oficial aunque claro que ello porque no esta relacionado con la iglesia de ningún barrio.
En 1906 se transformo el terreno frente a la penitenciaria Juárez en el Parque de La Paz, nombre dado por la visita presidencial de Porfirio Díaz aquel año quien era llamado el héroe de la paz. Este parque por cierto, tiene dos monumentos uno a Los Niños Héroes y otro a la Enfermeras.
En 1915, siendo gobernador Salvador Alvarado, se demolieron los edificios anexos del Colegio de San Francisco Javier lo que permitió la creación de un parque al costado norte de la Iglesia de la Tercera Orden oficialmente llamado Morelos, aunque popularmente es llamado de la Maternidad o de la Madre, esto debido al monumento a la maternidad, el cual fue erigido por suscripción pública en homenaje a las madres a iniciativa de la Liga de Acción Social quien lo donó a la ciudad de Mérida el 1 de Octubre de 1928.
Esta ha sido a grandes rasgos la historia de los nombres y monumentos de las plazas principales de nuestra ciudad, muestra de que los decretos y designaciones son poco resistentes a la tradición y costumbre de los habitantes de la ciudad.
Con información de:
- Gabriel Ferrer Mendiolea.
- Manuel Cirerol Sasores.
- Francisco Montejo Baqueiro.
- Delio Moreno Bolio.
- Gonzalo Cámara Zavala.
- Pedro Miranda Ojeda.