Un monumento es la representación edificada de un discurso, que a través de su establecimiento en el espacio público consigue normalizarse y fijarse como norma. Aunque en la mayoría de los casos se firman a nombre del pueblo, la edificación de un monumento depende de unos cuantos.
Durante el gobierno de Felipe Carrillo Puerto (1922 – 1924) inició la campaña de control de la natalidad de la mujer, para ello se distribuyeron 5,000 copias de un folleto escrito por Margaret Sanger titulado “La regulación de la natalidad o la brújula del hogar: medios seguros y científicos para evitar la concepción”.
Carrillo Puerto continuó con la política de Salvador Alvarado de fortalecer el proyecto feminista. En marzo de 1923 se promulgó la nueva ley de divorcio que permitió la disolución con la solicitud de uno de los cónyuges, con o sin el consentimiento del otro.
La Liga de Resistencia Rita Cetina Gutiérrez presidida por Elvia Carrillo Puerto movilizó a las mujeres para conseguir el derecho al sufragio; lo cual no se consiguió, pero si las candidaturas de Elvia, Raquel Dzib y Beatriz Peniche a diputadas.
Las medidas del gobierno yucateco en cuanto al control de la natalidad y la participación de la mujer dividieron a la sociedad yucateca, pues los grupos conservadores consideraban que se estaba atentando contra la vocación natural de la mujer.
El 10 de mayo, la respuesta a Yucatán
En abril de 1922 el periódico el Excélsior de la Ciudad de México atacó la campaña de control de la natalidad llevada a cabo en Yucatán y propuso consagrar el 10 de mayo para rendir un homenaje de afecto y respeto sosteniendo la celebración como algo necesario:
“Hoy que en el extremo meridional del país se han venido emprendiendo una campaña suicida y criminal contra la maternidad. Cuando en Yucatán elementos oficiales no han vacilado en lanzarse a una propaganda grotesca, denigrando la más alta función de la mujer, que no solo consiste en dar a luz, sino en educar a los hijos que forma de su carne, es preciso que la sociedad entera manifieste que no hemos de ninguna manera llegado a esa aberración que predican los racionalistas exaltados”.
José Vasconcelos, entonces Secretario de Educación Pública, dio su aprobación para instaurar el 10 de mayo como Día de la Madre, celebración que ya se conmemoraba en los Estados Unidos el segundo domingo de mayo.
Tras el asesinato de Carrillo Puerto en enero de 1924, los gobernadores que le sucedieron no dieron continuidad al proyecto feminista. En abril de 1927 durante el gobierno de Álvaro Torre Díaz se declaró a nivel estatal el 10 de mayo como día festivo en honor a la madre. Torre Díaz tenía afinidad con ciertos grupos conservadores y figuraba entre los miembros de la Liga de Acción Social.
Poco después se colocó en Mérida el primer monumento a la madre de todo el país, fue inaugurado el 12 de octubre de 1928 a iniciativa de la Liga de Acción Social, grupo cívico que se había opuesto a la campaña de control de la natalidad de Carrillo Puerto.
El monumento es un grupo escultórico en mármol de Carrara, obra original del escultor francés André Lenoir. La pieza original fue comprada por el Gobierno de la Ciudad de París para el Museo de Luxemburgo. La que encontramos en el parque meridano es una copia hecha por hijo de Lenoir, también notable escultor.
En la Ciudad de México la primera piedra del monumento a la madre fue colocada en 1944 por el presidente Manuel Ávila Camacho.
Este fue el contexto en el que origino el 10 de mayo y los monumentos a la madre, la reacción en contra del movimiento de la libre elección de la mujer. Que se resignifique para celebrar y nunca más para reprimir la lucha en favor de la libre decisión de las mujeres a ser o no madres.
Bibliografía:
Buck, Sara, “La organización de las mujeres Yucatecas, 1923-1953”, en Sergio Quezada, Jorge Castillo Canché e Inés Ortiz Yam (coords.), Historia General de Yucatán. Yucatán en el México posrevolucionario, 1915-1953, Mérida, Universidad Autónoma de Yucatán, 2014, pp. 221-251
Mérigo Basurto G, “Monumento a la Madre: Colapso y restauración”. Ciudad de México. SEDUVI.