Andrés Novelo Álvarez
Después de fundada Mérida en 1542, algunos indios que vivían en los alrededores de antigua T’ho y otros que llegaron con el rey de Tutul-Xiu a ofrecer sus servicios al conquistador don Francisco de Montejo se establecieron en el suroeste de la nueva ciudad y formaron un pequeño poblado. Ahí los mayas siguieron sus costumbres religiosas adorando a Hunub-Ku y a otros dioses del Mayab, hasta que llegaron los franciscanos a cristianizarlos e imponerles como patrón al mártir de Narbona, San Sebastían.
En el lugar donde se encontraba el antiguo adoratorio de los dioses mayas se construyó una pequeña capilla de paja para que los indios acudieran a las enseñanzas que impartían los frailes franciscanos. A principios de la colonia, ya ese pueblo maya estaba consolidado en la fe cristiana y los frailes edificaron en lugar de la capilla de paga una ermita de mampostería donde acudían los indios a las fiestas dedicadas a su santo patrón.
En el siglo XVIII, cuando el regidor del Ayuntamiento de Mérida, don Estaban Quijano se involucro en el asesinato del gobernador don Lucas de Gálvez y Montes de Oca, se impuso como penitencia construir una capilla más grande que la anterior, que pasado el tiempo fue reformada en 1873 por el presbítero don Irineo Muñoz y adaptada a los estilos dóricos y jónico, que es la que hoy vemos. En el costado sur del templo, lo que hoy son el parque deportivo e infantil y canchas, antes era una larga plazuela donde se efectuaban hasta el siglo pasado corridas de toros, Cuando los españoles iniciaron en el barrio la fiesta brava, no usaron tablados. Los festejos se efectuaban en las calles, como en Pamplona, España.
En la parte posterior del templo podemos constatar que existe una edificación colonial, con un corredor al frente que tiene siete arcos de medio punto que da a la calle 75. El edificio tuvo guarniciones, ahora solo se conserva una de ellas ya cerrada que esta sobre la calle 70, que en otra época le dieron al edificio la apariencia de un fuerte. El inmueble por los años de 1875 a 1889 se uso como hospital, en 1905 sirvió de cuartel general de las fuerzas armadas y hoy lo ocupan las oficinas de la SEP.
A fines del siglo XIX, la Plaza que se encuentra frente al templo recibió el nombre de Ignacio Zaragoza, posteriormente el Ayuntamiento de Mérida lo cambio al de Pablo Moreno. Cruzando este parque por la parte poniente encontramos enormes edificios construidos en 1902 que llevan al frente un enorme enverjado de la época, ahí funcionan dos escuelas, en uno, la María Antonia Ancona y, en el otro, la Julia López.
En la actualidad la Iglesia del barrio de San Sebastián esta dedicada a la advocación de nuestra Señora de la Asunción y se celebran sus fiestas del 3 al 15 agosto de cada año. La devoción a Nuestra Señora de la Asunción la inicio en este barrio el excelentísimo Dr. don Crescencio Carrillo y Ancona, XXXV obispo de Yucatán.
En 1928, el Lic. Bolio Ávila, inspirado en el parque del barrio, escribió este soneto:
Religioso jardín de Monasterio
santificado de áureas floracionales
que tiene en sus fulgentes callejones
un paisaje estival de cementerio.
Ráfagas encendidas de misterio
hienden el aire azul con vibraciones
de esquilas que salmodian oraciones
desde las torres de su cautiverio.
Hay sagrados perfumes de leyenda
que mistifican su quietud ambigua
como en la vasta nave de un santuario.
Y en la paz religiosa de su senda
una anciana que pasa se santigua
con la cruz de marfil de su rosario.
Andrés Novelo Álvarez
Mérida, Yucatán, enero de 1996
Foto: lemuri colli