Una mirada al vivir en Mérida durante el porfiriato

El día de ayer se llevó a cabo la conferencia «Una mirada al vivir en Mérida durante el porfiriato» en el espacio AncoraMT, por la Dra. Gladys Arana en la que se abordó la dinámica de la casa de élite de principios del siglo XX.

A través de la sumatoria de la tipología de casas de aquella época la doctora ha podido recrear la casa ideal porfiriana para estudiar la vida cotidiana que se realizaba en este tipo de viviendas.

El elemento más innovador e identificable de la arquitectura porfiriana es el jardín, pues hasta entonces, las casas eran construidas a la orilla de la calle y el jardín era un elemento interior. Este nuevo elemento jugó un papel importante en el imaginario de las élites, tanto así que Salvador Alvarado pretendió democratizarlo al redactar el primer reglamento de construcciones, en el que se indicaba que todas las viviendas populares deberían estar rodeadas por un jardín.

CASAPORFIRIANA

A diferencia de las casas virreinales, donde la privacidad se constituía por los muros que delimitaban las viviendas, en el porifiriato esta se dividió entre la reja y el jardín, el pórtico, el área social hasta llegar a las habitaciones donde se componía el 100% de la privacidad familiar.

Las rejas y demás elementos que ornamentaban estas casas, eran traídos de Europa aunque maquillados y reinterpretados por los yucatecos. La doctora en arquitectura señaló algunos elementos de los anexos del Palacio Cantón como ejemplo de este tipo de reinterpretación.

El elemento del desplante a medio nivel y sus escaleras centrales, servía para presentación y despedida de los visitantes aunque buena parte del volumen de este espacio era para el aljibe por lo que es más probable que respondiese a la necesidad de agua pues ya para los años veinte el aljibe se redujo y con ello la altura del desplante. Con la introducción del pórtico hacia afuera se generaba un vestíbulo exterior e interior que forman un solo eje.

La sola disposición de las ventanas podía señalar a quien pertenecía la recamará; por ejemplo las habitaciones de señoritas no tenían balcones y generalmente las ventanas no miraban hacia las calles; estas estaban compuestas por una serie de membranas de distintos materiales. Los espacios para las damas eran muy amplios, pues servían como medio de control y para inhibir las salidas; solían encontrarse al fondo de la casa.

Ejemplo de desplante en la Casa Peón de Regil.

Pese a la creencia común, la escalera interior no era un elemento escultórico importante en la casa porfiriana, fue hasta los años veinte cuando se comenzó a utilizar como pieza central del decorado.

Los interiores de las viviendas fueron raramente fotografiados y las pocas imágenes que se conocen son de las fotografías publicadas en medios extranjeros; como ejemplo la imagen que ilustra esta reseña fue capturada para la revista cubana «El Fígaro» en el marco de la visita presidencial de 1906. La imagen corresponde a la desaparecida residencia de Sixto García, donde se alojó el general Díaz.

La falta de planos de la mayoría de las casas dificulta mucho el conocimiento y análisis del funcionamiento de los espacios.

El espacio de la cocina estaba preparado para la adaptabilidad según la cocina yucateca y la europea que tan de moda estaba en aquella época, la doctora mencionó que en el caso de la casa Molina en Mejorada (actual museo de arte popular) se rompe el esquema de la cocina común, pues se esta se ubicó en la planta alta.

Finalmente hizo mención a la falta de estudios sobre el área del servicio domestico, pues ha pasado totalmente desapercibida dentro de la historiografía pese a la importancia que tenía para el funcionamiento de las casas porfirianas.

La doctora en arquitectura, finalizó la platica invitando a la asistencia a interesarse en el entorno que nos rodea, pues en la medida en la que esto suceda se podrá recuperar la dignidad patrimonial de la ciudad.

La Dra. Gladys Arana durante la conferencia

 

 

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